Luis Bertolini, alcalde de Plottier y aliado politico del gobernador Rolando Figueroa, atraviesa un periodo de creciente desconfianza por parte de un sector de la sociedad y de la politica local, mientras intenta distanciarse de los escandalos que la gestion anterior arrastra, en la que el desempeno un papel crucial.
A pesar de los rumores de una posible renuncia anticipada, Bertolini ha defendido su permanencia en el cargo. «No estoy enfermo, no tengo intencion de renunciar», afirmo en declaraciones a la radio, confirmando no solo su continuidad como alcalde, sino tambien sus aspiraciones de reeleccion en 2027. Lo que no menciono es que las dudas sobre su figura no se deben a su salud, sino al legado de su paso por la Secretaria de Obras Publicas durante la cuestionada gestion de Gloria Ruiz, hoy destituida por presunta defraudacion.
Los casos judiciales que involucran a Ruiz, y en los que se investigan obras controvertidas como la piscina municipal y contratos con empresas constructoras, han afectado directamente al entorno de Bertolini, quien intenta distanciarse: asegura que «todo lo relacionado con el pago de la empresa no estaba bajo su control» y aclara que la piscina no fue una obra publica. Sin embargo, como alto funcionario en esa administracion, su nivel de responsabilidad politica esta bajo revision social. Aunque afirma no haber sido citado aun por la justicia, los allanamientos y la investigacion en curso generan preocupacion.
El alcalde intenta protegerse institucionalmente mostrando cercania con el gobernador Figueroa, hasta el punto de afirmar: «Me siento totalmente alineado con el gobierno provincial». Pero las dudas persisten, incluso dentro del propio oficialismo local. Bertolini tambien rompio con su anterior partido, Desarrollo Ciudadano, y se unio a Comunidad, el espacio de Figueroa, alegando lealtad a los «valores» y no a las personas. Un argumento que no parece haber convencido a todos, ya que varios actores locales interpretan este cambio como un movimiento oportunista para mantenerse en el poder.
Ademas de las sombras que proyecta su pasado como funcionario, el presente de Bertolini no esta exento de controversias. Propuso que solo los barrios «dispuestos a pagar» tengan acceso al asfaltado de calles, lo que ha generado criticas en sectores que consideran que esta politica podria agravar las desigualdades urbanas. Al mismo tiempo, se muestra satisfecho con una «obra historica» como el asfaltado de la calle Futaleufu, pero sus prioridades en infraestructura son percibidas por algunos vecinos como arbitrarias o insuficientes frente a necesidades urgentes.
La estrategia de mostrarse transparente y colaborativo con la justicia -«el municipio aporto informacion y esta a disposicion», declaro- contrasta con la falta de explicaciones concretas sobre su participacion en decisiones clave durante la gestion anterior. El cambio de contador municipal y otras decisiones administrativas se interpretan como intentos de limpiar la imagen de su gobierno, pero aun no son suficientes para disipar completamente el clima de sospecha.